Llegado el momento, encuentro el punto donde dejo de competir con una foto y la creación perfecta de Dios. Donde no soy esclavo de plasmar emociones vacías y dolorosas, ni por el anhelado oro; veo como aflora la concepción de la belleza donde se une técnica, inspiración y madurez desde un plano transparente y fluyente que ha de ser mi naturaleza.
LIBERTAD DE SER
2017-02-20